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Provocación. Un modelo para armar, por Leticia Martin




Pegarle a Clarín es como pegarle a Macri. Fácil. Anecdótico. Casi tonto. ¿Cómo hacer entonces una lectura oblicua, medianamente nueva, de un titular y una foto que terminan siendo tapa? ¿Qué decir sobre ese desacierto?


El año pasado, el 2 de abril de 2012, se cumplieron —como nadie ignora— 30 años del desembarco argentino en las Islas Malvinas. Cuando absolutamente todos los periódicos del país elegieron hacer foco en la llamada al diálogo, el reclamo via diplomática de lo que es nuestro, y el apoyo masivo de la sociedad argentina a la pacificación, Clarín —y su subproducto Muy— eligieron destacar un hecho aislado que, no sólo no da cuenta de la realidad, sino que presenta un panorama belicoso, mentiroso y violento, ante los ojos del mundo.



La foto es de Gustavo Pascaner. Un pibe que está tomando un curso de fotografía para perfeccionarse y se encuentra con Pippo, un amigo, en las inmediaciones de la Embajada de EE. UU. La idea es hacer un par de capturas en un acto del Partido Obrero. Una vez terminado el discurso los estudiantes se van, toman por Callao y avanzan conversando por la avenida que aún está cortada. Mientras lo hacen un grupo de manifestantes llega al lugar. Traen palos, caras cubiertas y un ambiente denso. Pascaner decide volver hacia la Embajada británica. Ya en Guido y Callao lo que era un presentimiento se vuelve el anuncio de un ataque. Los manifestantes se ponen limón debajo de los ojos. No son tantos, pero vienen preparados para que se arme. Desde una camioneta hacen su reclamo que dura no más de un minuto. La camioneta se va. Un pibe saca un encendedor y prende fuego una bandera Inglesa. Comienza a agitarse el clima con cantitos, saltos y puteadas sobre las vallas de contención. Bardean a la policía. Pascaner está viendo todo, tomando fotos de cada movimiento. Un gordo le dice a otro: —dale gordo, arrancamos— y juntos, con un par de pibes más, tiran abajo las vayas. ¿Quién no vio cómo se inicia una revuelta? A esta altura de la historia y del desarrollo mediático, cualquiera sabe cómo armar una escaramuza. Vuelan piedras, tornillos, fierros, la policía devuelve balas de goma, agua teñida y gases lacrimógenos. El momento exacto de la foto, —me cuenta Pascaner— es el instante en que acaba de caer la molotov de un pibe que está a su lado; el segundo después a que él ponga el lente de su cámara lo más angular posible y abra el espacio de la captura al mayor contexto. En ese segundo otra molotov está explotando contra un camión hidrante. La toma dura nada. Lo que tarda Pascaner en disparar su cámara. Lo que tardan los manifestantes en dispersarse. Apenas pasa el revuelo, los amigos se reencuentran. Cae un fotógrafo, se presenta y los encara. —¿Tienen material, che? La foto es tapa de Clarín al día siguiente. La sorpresa es la cantidad de espacio que le dan, y el juego que arma la foto con el titular elegido.



Clarín: “Malvinas: Cristina planteó respetar el interés de los isleños” // Violentos disturbios frente a la embajada británica. Militantes de la corriente clasista y combativa y del PCR chocaron con la policía al abalanzarse sobre las vallas de la sede diplomática. Hubo balas de goma, gases y camiones hidrantes. Los manifestantes usaron bombas molotov y piedras.



Mientras “el gran diario argentino” dice que la presidenta habló de “respetar el interés de los isleños”, y como contrapartida muestra al mundo entero un “ataque” a la embajada británica; el resto de los medios levantan las afirmaciones centrales de su discurso en Ushuaia.



La Nación elige titular: “La Presidenta exige diálogo y promete respeto a los isleños”. Ámbito Financiero repara en “la identificación de los caídos”.

Para El Cronista: “La guerra no fue una decisión del pueblo”.

Página 12 titula: “Las guerras sólo traen dolor”; y enfatiza el espíritu pacífico y conciliador del reclamo argentino.



Las operaciones mediáticas ya no sorprenden a nadie. Estas tapas, más el resto de las tapas de los diarios nacionales, pueden verse on line en un blog administrado de manera independiente: tapasdediariosargentinos.blogspot.com.ar. Lo que sí sorprende es la falta de límites en el enfrentamiento, la nefasta imagen de la Argentina que se pretende dar al mundo. Porque sin lugar a dudas, esa fue la intención.



¿Terminaremos acostumbraremos como lectores a la pasada diaria por —mínimamente— todas las tapas de los periódicos? ¿Es posible hacer el recorrido por cada matutino, cada día? Nadie puede negar que esta tarea implica más tiempo y más trabajo intelectual, y que a la vez estamos cada vez más entrenados para hacer ese esfuerzo. Los nativos digitales ya no compran el diario de papel. Internet abrió una cantidad de posibilidades que el lector medio del siglo XX no tenía. Y esas nuevas herramientas, como por ejemplor este zapping electrónico por los sentidos que cristaliza la prensa gráfica, nos ponen en una nueva condición de receptores. Estamos a la pesca de la operación. A favor o en contra, no importa, pero estamos todos más avispados. Claramente la prensa no pueden seguir pensando a los lectores actuales como pensaba al lector de la primitiva sociedad de masas.

Lo digo como lectora.



Hoy la web nos permite una mirada panorámica. Sintetiza cierta información, procesa, reúne, reorganiza y nos habilita, en ese mismo gesto, a hacer una lectura diferente. A opinar. A compartir. Como dice Nicolás Mavrakis (Fin del periodismo, 2011) “#findelperiodismo es que aún haya periodistas que se aferran al esquema arbóreo de un “público” al que se considera un commodity al que se le puede conceder todavía la publicación en papel de cartas de lectores, mientras una semiosis infinita y rizomática de consumidores digitales de información construyen a diario, a través de sus propios comments, aquello que es su propia noticia, en sus propios tiempos y bajo su propia forma”.



Si en los años ochenta los estudios en recepción ya hablaban de reconocer la iniciativa personal de sujetos en los intercambios comunicacionales, no veo por qué, hoy, internet mediante, las nuevas condiciones de lectura se sigan ignorando.



Hasta cuándo la prensa gráfica va a tratarnos como al lector del siglo XX es una pregunta que no me interesa responder. Sí, por otro lado, es una pregunta que los medios debieran comenzar a hacerse.


 
Leticia Martín

Buenos Aires, EdM, marzo 2013
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