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¿La canción sigue siendo la misma?, por Pablo Katchadjian


El texto está basado en una canción infantil soviética. Fue leído por Leandro Uría en “El Aleph sigue engordando en Berlín”. (Ver crónica de Esther Andradi)

entamente los minutos se alejan flotando, y no espero volver a verlos. Quizá nos sentimos tristes porque nuestro pasado se va, pero todo lo mejor está por venir. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Tal vez en algún momento herimos a alguien sin querer: el calendario va a pasar esa página por nosotros. Y apurémonos a buscar nuevas aventuras, digámosle al maquinista que acelere el tren. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Nuestro tren azul avanza y se balancea: es un tren expreso y realmente está acelerando. ¿Por qué debería terminarse este día? Me gustaría que durara un año entero. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Si los lugares por los que avanza a veces nos inquietan, no deberíamos preocuparnos. El futuro no está tan lejos, pero por suerte no demasiado cerca. No queremos que esto se termine, y si tenemos empeño no va a terminarse nunca. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte.
   Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Cuando miro a mis acompañantes a veces desconfío. ¿Qué los trae junto a mí? ¿Qué esperan de este viaje? Pero estas preocupaciones son rápidamente disueltas por el sol o por la luna, que desde la ventana nos iluminan alternativamente las caras. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Si no avanzara estaría descansando; si no fuera un descanso estaríamos en problemas. Pero, finalmente, ¿qué diferencia hay entre el descanso y el problema? Todo es parte de la vida, y todo lo que ella nos da es para que entendamos mejor nuestro destino. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Algunos de los colores que vemos al pasar son estimulantes, pero otros parecen hechos para sacarnos las energías. ¿Qué es la energía, y dónde está? ¿Quién se va a animar a negarnos aquello por lo que luchamos? Nada llega sin esfuerzo, y el esfuerzo es el barniz que protege los tesoros entregados. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Algunas veces creemos estar enamorados, pero esto sólo ocurre cuando no sabemos qué es el amor. Si de repente nos hiciéramos la pregunta, deberíamos tratar de olvidarla. No hay que pensar demasiado en lo que nos alegra: las ideas sólo sirven para poner el tren en marcha cuando se detiene. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. No es tan cuidadoso el que nos habla con melindres; tampoco es hostil el que nos grita y nos exige. Todos están dispuestos a ayudarnos si somos capaces de entregar cariño: beberán cuando les llenemos la copa, fumarán cuando prendamos la pipa. Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Si alguno de ustedes piensa que me equivoco, probablemente tenga razón. Prefiero equivocarme a andar temblando, y además las equivocaciones no existen en el cielo. Miramos cómo el sol se oculta tras la nube. ¿O es la nube la que oculta al sol de nosotros? ¿O nos esconde a nosotros de él? Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza. Hay una flor en un florero de vidrio; si quiero ver el tallo no tengo más que mirar. Si el agua está muy turbia tendría que cambiarla, pero eso ¿es un problema? No, es una acción. No dejemos que un demonio travieso nos mueva los brazos, y si el demonio ya nos tiene, cortemos los hilos con firmeza y cantémosle al demonio: “Suavemente, suavemente, el largo camino se abre frente a nosotros y cruza el horizonte. Todos deberían creer y desear lo mejor, y nuestro tren azul avanza”.


Pablo Katchadjian
Buenos Aires, EdM, septiembre 2015
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1 comentario:

Anónimo dijo...

pre-cio-so, fui feliz al leer esta exquisita inteligencia sutil.

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